Pg.27.- EL DOLOR

Carlos Gonzalez Quiroga
05 de mayo de 2011 20:57


Asunto: ACEPTA EL DOLOR...

El deportista te lo puede decir, que para tener una victoria, primero necesita sentir el dolor en sus músculos; y una madre te dirá el dolor del parto, antes de disfrutar la victoria de tener un hijo en sus brazos.

“Dios susurra y habla a la conciencia, a través del placer; pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido”.

El dolor es una realidad inevitable de la vida. Podemos aceptar el dolor y crecer en la vida a través de él; si corremos en la vida huyendo del dolor, al final terminaremos eliminando los sanos placeres de la vida, ya que el dolor da a luz los mejores y sanos placeres de la vida.

¿Recuerdas la última vez, que tuviste que limitarte por un yeso en tu pierna?

Que dolor sentirse limitado, pero luego…muy luego tuviste el placer sano de volver a correr.

La clave en la vida no está en evitar, huir o eliminar el dolor de la vida, porque eso es imposible, pero “si podemos” ver un mejor camino…el camino de aceptar, crecer y madurar en medio del dolor.

“El dolor es, él mismo, una medicina”

¿Qué es en una última instancia el dolor?

Es simplemente el precio que se paga por el placer, es el precio que paga el estudiante pasando noche enteras preparándose para tener el placer de la graduación, es el precio que se paga construyendo una buena relación para tener un buen matrimonio, es el precio de la madre en el parto para tener a su hijo cerca de su corazón.



Vivimos en un mundo instantáneo, donde nadie quiere pagar el precio del dolor. Hoy se pueden obtener títulos sin estudiar, cosas sin pagar y hasta hijos sin engendrar, pero todos sabemos… que el placer, no es el mismo.

Decadencia de la vida es perseguir la comodidad, sin ningún precio por pagar. Cuando un ser humano, una familia o una sociedad busca el placer, la comodidad y la vida sin dolor, sabemos que se está tomando el camino peligroso y la vida sin raíces. Muchos imperios mundiales cayeron, porque buscaron la comodidad sin pagar el precio y se abrieron a la decadencia de ellos mismos.

“El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, a veces serio y constante hace al hombre reflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes, después de un gran dolor.

Muchos evitan el dolor por el temor.

Conocí a ese hombre, quién por 20 años se negó a visitar un odontólogo… por temor al dolor.

A menudo “el temor al dolor, es peor que el dolor mismo” pues la visita al dentista no duraría más de una hora. El dolor de una inyección puede ser de solo segundos pero tener temor al dolor… puede alargarse por horas o años.

La verdad es que cuando evitamos pagar el precio del dolor, olvidamos que siempre, tarde que temprano tenemos que pagar el precio; pero cuando yo lo prolongo… lo pago con intereses.

El dolor es pasajero, pero los resultados pueden ser eternos.

“El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás”.

Dios nos creó como seres humanos no como robots. Los robots no sienten dolor, pero los seres humanos sí.

La belleza del dolor no solo está en lo que logramos después de sentirlo, sino en la compañía eterna de Dios, quién está a nuestro lado para consolarnos, fortalecernos y darnos de su Espíritu.

Una de las herramientas que Dios usa para hacernos crecer, es la “riqueza del dolor” que nos impulsa a vencer nuestras limitaciones y a reparar nuestras almas.

“Porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido, ni de él escondió su rostro, sino que cuando clamó a él, lo escuchó”. Salmo 22:24

“El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor; ablandará su cama en la enfermedad”.

Vivimos cada día en una encrucijada para escoger entre la vida y la muerte, la libertad o la esclavitud, la realidad o el escapismo y esa decisión siempre lleva implícito el dolor..

Esfuerzo, es un proceso de la vida por donde todos tenemos que ir… y ese esfuerzo, implica dolor. Tenemos muchas lecciones cruciales que aprender, conflictos que resolver y metas que alcanzar, pero nada de eso está exento del dolor; es el dolor de crecer - el dolor de madurar - el dolor de triunfar - y el dolor de morir… para poder vivir.

Si nunca saltamos al río…jamás llegaremos a la otra orilla.

No más quejas ni lamentos por el dolor que sentimos, pongamos la mirada en la meta, para no perder los minutos en el dolor que sentimos en las piernas al correr.

Aprendamos a “aceptar el dolor” de enfrentar la realidad y así, encontrar la verdad de nuestra vida. No le temas más al dolor y véalo, como el canal del crecimiento de tu vida interior.

Hay una herencia infinita que crece como una dulce planta en nuestro ser interior…esa planta, duele cuando crece; como le duele al gusano el liberarse del capullo para luego tener el placer de volar como una mariposa.

“El signo más evidente de que se ha encontrado la verdad es la paz interior”.

La semilla que cae a tierra, la humedad la pudre y quebranta su corteza y entonces… la vida surge.

El dolor de tu vida está quebrantando la dureza del alma, para liberar la vida de Dios dentro de ti.


Comienza a alabar a Dios, mira la grandeza de su amor, por tu mirada en el balón, no en el dolor de tus piernas y avanza con firmeza, para lanzarlo y anotar los puntos finales del campeonato de tu vida interior y entonces… solo entonces, tendrás el placer de tener el trofeo en tus manos.

Escribe tus comentarios a: judo@udea.edu.co